ESCAPARATES

En el catálogo publicado con motivo de los premios European Community Desing Prize en 1992, algunos de los aspectos que destacaban de Vinçon hacían referencia a los escaparates, de los cuales decían: “Los escaparates más sugerentes de la ciudad tratados como un regalo continuo que Vinçon hace a los transeúntes”.

Y con respecto al interior de la tienda, el comentario era: “La tienda tratada como un escaparte”. No se partía de un proyecto único sino de pequeñas zonas muy definidas y bien señalizadas al servicio de diferentes tipos de mercancía. Una idea difícil de realizar y mantener, pero que permitía una constante renovación en los ambientes de esta gran superficie.

Esos montajes efímeros con los que Vinçon -según referencia apuntada- obsequiaba a los visitantes, tenían dos actos y muchos intérpretes. En el primero participaban los miles de personas que transitaban a diario por Paseo de Gracia, un bulevar salpicado con algunos de los edificios más bellos y representativos de la arquitectura modernista, en uno de los cuales estaba instalada la tienda.

El segundo acto requería una participación más activa: si se tenía interés en conocer el mensaje comercial implícito en las imágenes, había que detener el paso y fijar la mirada.

En definitiva, no se trataba de rizar el rizo, sino de ver las cosas con otros ojos. En este caso, al menos, la práctica demostraba que utilizar un poco de poesía en el ámbito comercial podía ser un valor añadido.